Inclinaciones Psicogenéticas
Artículo publicado en Revista Logosófica en abril de 1942 pág. 33
En realidad, es un descentrado, por lo mismo que jamás ajustó su conducta a los dictados de la sensatez y la razón. Consentido en la infancia y tolerado con exceso en la adolescencia, sufre tempranamente los tormentos de su propia exaltación a consecuencia del descontrol, los abusos de la pasión y los deleites del mundo quimérico.
Estos seres, dominados por ilusiones y aspiraciones irrealizables, ávidos de esperanzas sobrenaturales, pretenden divorciarse del mundo práctico y real para sumergirse en la divagación teórica y antojadiza. La sed de fenomenismo les atrofia el gusto imposibilitándolos de poder apreciar las virtudes del poderoso licor que hace beber la reflexión. ¿ No se les ha visto, acaso, ir en busca de cuanto ambiente existe, en el que viven un tiempo aceptando de buena gana el engaño de ser ungidos con rangos que apichonan a los más conspicuos personajes de nuestra historia? Infladas así las ambiciones, siempre viviendo al margen de toda realidad, es muy corriente verlos confundir a los demás entre el número de sus vasallos imaginarios.
Se sorprenden muchas veces, y se incomodan y vociferan, si no encuentran dispuesto al semejante para servirlos, y hasta injurian y calumnian a quien no reverencie y crea a pie juntillas sus palabras.
Lo grave viene, precisamente, cuando tales palabras expresan casas que inventan con el propósito de alivianar el bolsillo ajeno y usar en provecho propio el centavo que pertenece a los demás.
Esos entes humanos son incapaces de realizar nada por sí mismos. Déspotas y egoístas por excelencia, si alguna vez se encumbran, sólo piensan en usar el máximum de rigor con los que se hallan eventualmente bajo ellos. Siempre actúan en el terreno de la ficción, lo cual les facilita sobremanera la tarea de fingir, dramatizándolo todo. Tan pronto se les ve narrando episodios dantescos en los que simulan ser víctimas desventuradas, como ensoberbecidos contando grandezas mientras disfrutan del vano placer de hallarse durante un instante, fugazmente, imaginariamente, por encima de quienes le escuchan.
En verdad, es interesante observar en este tipo de seres los cambios repentinos de pose, en los cuales muestra, para propio infortunio, la volubilidad. de su espíritu y la incapacidad de ser dignos custodios de la confianza que cualquier semejante pueda dispensarles.
Del examen de su conducta diaria, de sus movimientos aquí y allá anunciando proyectos de cosas que jamás han de realizar, y de la vida desordenada que llevan, pueden deducirse conclusiones inequívocas sobre sus inclinaciones psicogénitas.
Lo curioso del caso es que estos seres suelen tener una aparente lucidez mental. Por tal causa hasta se los tiene por personas inteligentes y educadas, pues como nadie se preocupa de hacer estas observaciones, llegando así a ser sorprendidos una y otra vez por la astucia de aquéllos, se ignoran sus características psicológicas.
Realmente es una pena, que en lugar de utilizar su ingenio para corregir tales deficiencias, tendencias, etc. lo malgasten en mil trivialidades, aun cuando ellos no piensan así, habiéndoseles visto aparecer en calidad de aprovechadores, vale decir, aprovechándose de la buena fe de los demás y haciéndoles creer en sus hallazgos imaginarios, a fin de venderles sus "inventos" y recibir por adelantado somas que luego despilfarran. En nuestras observaciones tenemos casos catalogados de esta especie de "carteristas de alto vuelo" cuyos progenitores fueron, y algunos siguen siendo, consumados artistas en el terreno de la estafa.
Y decimos artistas, por cuanto siempre eludieron con bastante habilidad los códigos penales.
La inclinación psicogénita, o sea la tendencia hereditaria, se manifiesta en aquellos hijos que se educaron en el ambiente de la ficción y del engaño, pues los hay de aquellos que sienten repudio hacia esos padres. Llevamos consignado varios de estos casos, cuyo proceso se siguió con el más vivo interés, dado que forman el arsenal de los elementos que entran dentro de nuestra investigación. No sería nada improbable que en su debida oportunidad diéramos a conocer uno de estos estudios por contener motivos sumamente interesantes.
En el caso que presentamos es evidente que la anomalía mental del tipo en estudio –corrientemente llamada manía– se manifiesta con diversos caracteres, predominando en más de uno de ellos la característica del payaso, que a fuer de querer aparecer dramático, invierte el papel y pasa a ingresar en el género de los hazmerreír, o sea vulgares polichinelas.
La enseñanza logosófica, que con tanto vigor tiende a corregir estas inclinaciones anormales, mientras registra el estudio correspondiente a cada caso determina que, de no ser por medio del esfuerzo hacia una superación efectiva, esos seres no modifican sus tendencias y pueden constituir un peligro para quienes sean por ellos sorprendidos en su buena fe.
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