La inconsciencia en el suicida
Artículo publicado en Revista Logosófica en marzo de 1942 pág. 15
Se preguntará, sin duda, qué causas son las que influyen en el ánimo del joven que adopta tan irreparable actitud. Vamos a responder desde el punto de vista de las observaciones logosóficas.
La criatura humana, durante ese período no se ha identificado aún con la vida, no ha despertado aún en ella el sentido de la responsabilidad; vive como ajena a la realidad de la vida misma. La protección paterna parecería excluir toda preocupación de sus deberes para con la sociedad y el mundo en que habita. A esa edad no ha aprendido todavía a resolver los pequeños problemas que sus propias necesidades morales le crean; no ha ensayado tampoco, las primeras lecciones de la temperancia y la reflexión. Supone que el primer pensamiento que acude a su mente es el único que existe para juzgar cualquier situación, y rechaza con no poca altanería todo razonamiento que los mayores le prodiguen con el objeto de auxiliar su incipiente juicio. Si tiene un amigo piensa que solo él es capaz de serle fiel; si un amor, que es el único que puede hacerle feliz, y sufre, a consecuencia de esta actitud mental y sentimental, amargas decepciones, que le llevan muchas veces a graves determinaciones, si algo superior a sus fuerzas no influye haciéndole cambiar de decisión.
Lo que induce a este tipo de suicidas a consumar el crimen de su vida, es, generalmente, un resentimiento.
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