3 dic 2012

Sobre el conocimiento de Sí Mismo


SOBRE EL CONOCIMIENTO DE SI MISMO

Por: Yandí Luzardo Alvarado


Desde lejanas épocas el hombre ha presentido o intuido que detrás del conocimiento de si propio se oculta un gran desiderátum, un profundo misterio que ansía descifrar.
Ya en el frontispicio del templo de Delfos, en la Grecia clásica aparecía la leyenda: Conócete a ti mismo.
Nos dice el Autor de la Logosofía que:

“La verdadera vida es la que la logosofía enseña a vivir. Cuenta esa vida con dos campos o zonas perfectamente definidas: la interna,
donde el espíritu absorbe el conocimiento de sí mismo (elixir de felicidad), y la externa, donde el ser prueba la consistencia de las excelencias logosóficas en la práctica diaria.”  Exégesis  Logosófica, Página 25.
Y más adelante en el mismo libro:


“A esta altura del movimiento logosófico, tras cinco lustros de valiosísima experiencia, son ya indiscutibles los resultados extraordinarios obtenidos por la enseñanza logosófica, que abre a los hombres nuevos horizontes y señala como ruta única para trasponerlos, la del conocimiento de sí mismo, del mundo mental o metafísico, de las leyes universales y de Dios.” Exégesis Logosófica, página 38.

Como el lector habrá podido observar el conocimiento de sí mismo constituye toda una clave para descifrar no solamente el misterio de la propia vida, sino también alcanzar todo aquello que permanece como profundos anhelos de una existencia  plena en el vasto sentido de la palabra.

Como una primera etapa  para ir penetrando dentro de mi mismo y
gracias a la aplicación de método logosófico he podido paso a paso ir constatando cómo está estructurado mi mundo interno; por una parte lo que conforma el “sistema mental” constituido por facultades como la de pensar, razonar, juzgar, observar,etc., y por otro, los pensamientos, estos últimos que tienen vida propia, y lo más sorprendente, que pueden tener actividades dependientes o independientes de la propia voluntad.

Además fui conociendo mi sistema sensible conformado a su vez por facultades sensibles como las de sentir, querer, consentir, perdonar, etc., y los sentimientos, tan afectados en tantas oportunidades por las fluctuaciones temperamentales, generadas muchas veces por los propios defectos y los ajenos, verbigracia, susceptibilidad, soberbia, egoísmo, intolerancia, amor propio, etc., etc.

Precisamente, la primera labor a la que me he tenido que enfrentar en ese penetrar dentro de mi mismo ha sido  ﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽amente, fu que eran los dueños de una parte muy importante de mi vida propia voluntad.
 some caseWhile it has worked w”individualizar, clasificar y seleccionar" pensamientos propios y ajenos, que eran los dueños de una parte muy importante de mi vida.

Así, paulatinamente, fui tomando el control de lo que ocurría dentro de mi propio ser, para lo cual naturalmente necesité auxiliarme con enseñanzas básicas extraídas de la inagotable fuente de la sabiduría logosófica y de la orientación precisa dada por el autor de esta Ciencia, don Carlos B. González Pecotche, para aplicarlas correctamente a mi vida.
Todo esto englobado dentro de un “proceso de evolución consciente”, magistralmente trazado por el Autor de esta nueva y revolucionaria ciencia. Sin esta noble y hermosa tarea de superación integral el conocimiento de sí propio continuará siendo una meta inalcanzable.

Cambiar para bien en nuestra manera de pensar, sentir y actuar y superarnos en todos los órdenes,es el primer requisito para penetrar paulatinamente dentro de ese ser ignorado que somos nosotros mismos y culminar con el conocimiento del propio espíritu para penetrar así en el mundo trascendente, metafísico o causal, tan anhelado por el propio ser cuando comienzan a aflorar dentro de sí las inquietudes acerca de nuestro origen, destino y objeto de nuestra vida.

De esta manera, eliminando de nuestro ser lo que nos limita y por momentos nos agobia, iremos gradualmente conociendo gradualmente los rincones de nuestra mente e inundando de luz y alegría lo que antes era oscuridad, infelicidad y sufrimiento.
Como habrá podido observar el lector, el conocimiento de sí propio dejará de ser una meta inalcanzable si sumamos al empeño inteligente el auxilio del método Logosófico y de los conocimientos trascendentes que conforman esta original fuente de saber.

Y como corolario de estas reflexiones, transcribo un párrafo del libro anteriormente aludido:

“Nada más vasto y grandioso, desde el ángulo de las posibilidades humanas, que este descubrimiento. Sin conocer el fondo cabal del mismo, es muy difícil e ingrata la tarea de los desplazamientos de la naturaleza inferior del hombre en favor de la superior. Es que los actos
trascendentales de la vida están vinculados íntimamente al plano mental y espiritual. De ahí la necesidad imperiosa que obliga al hombre a conocerse a sí mismo mediante el proceso de sabiduría que implica descubrir cómo accionan los sistemas que integran el mecanismo microcósmico, o sea su propio mundo interno, consciente de cuanto en él ocurre.”

Exégesis Logosófica, página 40.



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